Dream.

+ ¿Quieres casarte conmigo?

- (...)

+ Te lo repetiré hasta escuchar un sí, aunque en ello me vaya la vida.

- Con una vez más es suficiente.

+ Cásate conmigo.

- Por supuesto que sí, amor.

¿Risueña? No lo niego. Es más, lo reconozco, siempre lo he sido. Risueña, divertida, un poco loca, imaginativa, soñadora, romántica, detallista, amante de los gatos, los regalices rojos, la música, la fotografía, la playa y sus olas, los libros, el boli y el papel; alguien a quien le encanta pensar en el futuro, aunque no planificarlo. Esa soy yo. Viciada a los libros de Blue Jeans y Federico Moccia, las pelis románticas, los chicles, la Cocacola light, las tardes con amigos, el olor a gasolina, las pulseras, la ropa, el pintauñas, la colonia de vainilla, los piercings de aro para la nariz, Bob Esponja, los pitufos y el monstruo de las galletas.

Y ahora, la pregunta difícil: ¿qué es en lo primero que te fijas de un chico? , pues bien, tengo dos respuestas.

La primera: si no conozco al chico, lo que suelo mirar es su pelo. No sé, en mi opinión, cada uno expresa cómo es con el peinado y la forma de vestir. Luego me dijo en sus ojos, sus labios y sus manos. Si veo que todo está en orden, paso al culo. Pero, ya deberíais conocerme como para saber que no me gusta guiarme por las apariencias, ya que puede haber un tío perfecto por fuera, y que sea un gilipollas.

La segunda: si le conozco, pienso en si me gusta o no. ¿Que me gusta? Pues: pelo, ojos, labios, manos. Ah, y sonrisa. Me encanta ver sonreír a la gente. Un poco raro, pero me gusta. Como también me gustan las tardes de verano. Pero eso ya es otra historia. Hay mil cosas que me gustan, pero otras tantas que no. No soy perfecta, ni lo quiero ser. Sólo quiero estar con él, que tampoco es perfecto, pero para mí casi lo es. Es él, mi fuente de inspiración, mi mejor amigo, mi amor, el chico al que más quiero, y con el que pasaría el resto de mis días.