Fuera kilómetros, te quiero.

Soñar cada día con despertarme a tu lado, y que estás ahí, 

mirándome mientras sonríes. Con esos ojazos que tienes,

con los que quitarías el sentido a cualquiera que se te pusiese

delante. Así eres tú, sencillo y natural, pero con ese no sé

qué, que qué sé yo. 

A veces me pregunto por qué con un te quiero suyo puedo hacer frente a cualquier cosa que se me ponga delante, por muy mala que sea. Siempre he sido una persona fuerte, o al menos lo he intentado, pero como todo ser humano, tengo mis bajones. Constantes subidas y bajadas que todo ser humano experimenta a lo largo de su historia, lo que algunos llaman "vida". Y, sí, siempre intento afrontar todo, de la mejor manera posible, pero hay veces que no puedo sola. Por falta de fuerzas o de confianza en mí misma, o no sé por qué, pero no puedo. Y me derrumbo, claro. Ciertas personas importantes en mi vida se preocupan por mí, me intentan animar, me dan consejos, me sacan una sonrisilla de vez en cuando, es cierto. Pero, a veces me pregunto por qué. Por qué, en un día que no he parado de llorar, llega él y hace que siga llorando, pero por otro motivo completamente diferente. ¿Por qué? No lo sé. No tengo la más remota idea. Él es el ÚNICO que hace que llore de extrema felicidad con decirme simplemente te quiero, ese tópico que para mí nunca había significado tanto como ahora. Ahora, que viene de él. Es el que mejor sabe de mí, de lo que he pasado. Porque es mi mejor amigo ante todo. Sé que puedo confiar en él, que me ayudará en todo lo que pueda, y que hará que siga adelante siempre. Porque si sigo aquí, es gracias a él. Un año y pico hace que le conozco, y muchas cosas han pasado. Subidas y bajadas como dije antes. Igual que en la vida, pasa entre las personas. Pero he descubierto que después de la tormenta siempre llega la calma como dicen, y que nunca antes había creído.