Hay quien
tendría que aprender que a veces las palabras sobran. Que los hechos, son los
que cuentan. Las miradas, los guiños, los "te quiero". Un mensaje a
las tantas, una llamada, para decir tres chorradas. Una foto, una carta, una
pulsera. Una conversación de messenger, o una simple discusión que acaba con un
"lo siento, quiero verte pronto". Una canción. Y, aunque a veces
tenga la sensación de que no confía en mí, o cualquier cosa parecida, siempre
hay algo que hace que olvide todo eso. Es el único que hace que esté mal, pero
bien a la vez. Y, me gusta.
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