La peor
noche de tu vida. Lloras y lloras por ese miedo que te da el hecho de poder
perderle. La mayoría de las veces que hablas con él, te acabas sintiendo peor,
no porque no le quieras, sino porque parece distante. Y lloras, lloras en
silencio, sin que nadie lo sepa. Sin que él lo sepa. Y le quieres, lo sabes,
estás completamente segura de ello. Llevas más de un año coladita por él, aún
sabiendo que él está con otras. E intentas que te dé igual, incluso te
convences de ello, pero sabes perfectamente que te importa. Te derrumbas por
completo al pensar que no te quiere, aunque te haya dicho que sí en varias
ocasiones. Y no pegas ojo en toda la noche. Llega la mañana y hablas con él. No
le dices nada de esto, claro. Parece mosqueado, aunque te lo tomas a coña. Y tú
sigues mal, sigues preocupada. De repente, sin venir a cuento, te suelta:
- Tú me
odias, ¿verdad?
+ Mucho,
mucho - le respondes.
- Pues yo
te quiero.
+ ¿Y si
no te creo?
- No lo
hagas, pero te lo demostraré.
Y claro, ¿qué
haces o dices tú en ese momento? ¿Qué sientes, o qué debes sentir? No sabes qué
decir, te sientes tonta por haber estado así la otra noche, por todo. Y estás
segura de que lo que falla es la falta de seguridad en ti misma. Y te prometo no volver a estar así. Nunca más. Otra cosa ya es
conseguirlo.
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