Remember.


De noche. Lluvia de estrellas. Miras y miras, pero no ves ni una. Pasan cinco, diez, y hasta quince minutos. Y cuando vas a desistir, ves una. La primera estrella fugaz de la noche. Pides el primer deseo que te viene a la mente. Piensas si es o no el correcto. El mío lo era, estaba segura. Nunca he estado tan segura de algo como de eso. Vi otra, y otra, y otra, y otra más. Y a todas les pedí el mismo deseo. Para garantizarme que se cumpla, quizás. No lo sé, pero es lo único que deseo. Saco el móvil del bolsillo pequeño de la mochila. Siempre lo llevo ahí, porque está más a mano si me llaman. Lo desbloqueo, después de tres intentos. Miro el fondo de pantalla, y me vienen mil cosas a la cabeza. ¿Mil? Qué digo mil.. miles de millones. Menu. Messages. *Password*. Últimos mensajes. Podéis creerme o no, pero tengo el Inbox lleno de mensajes suyos. Sólo tengo 4 ó 5 de otras personas. Y me encanta mirarlos todos, uno a uno, en orden cronológico. Del primero, primero, al último. "275 días", decíamos. Y llegó, claro que llegó, aunque después de muchas noches soñando, incluso días. Esperar fue duro, pero también bonito. ¿Contradictorio? Lo sé. ¿Y qué? Yo lo veo así. Nadie me quita esa sonrisa tonta de aquél día cuando vi un mensaje suyo diciendo que quería verme ya. O su mensaje de año nuevo. O cualquiera de sus mensajes. Todos me encantan, absolutamente todos. Pienso en positivo, como casi siempre. Pero me doy cuenta de que esto es algo importante. Qué digo, es lo más importante. Él. Y recuerdo todo lo que esperamos para vernos sólo un día. ¿Sólo? Me doy cuenta de que ese "sólo" sobra. Le vi, le tuve cerca, y eso es lo que importa. Ha pasado un mes, pero aún recuerdo todo. Su olor, su pelo, su sonrisa, esa naricilla que tan loco le tiene, esos ojos, y el brillo de su mirada. Recuerdo sus manos, e incluso cómo iba vestido. Esa púa de Green Day. Qué mono. Pensar en él es como estar en las nubes. Y, aunque me caiga de ellas de vez en cuando, siempre vuelvo. Pienso que todo va a cambiar de un día para otro, que nada será como ahora, ya me entiendes. Pero al hablar con él, todo da la vuelta. Siempre me pasa. Y me llama guapa, y sonrío como nunca antes lo había hecho. Y me dice que me quiere, y el corazón se me acelera. Y me dice mil cosas, que me encantan. Cualquier cosa tonta me sube el ánimo. Y me saca una sonrisa, esa de oreja a oreja de la que tanto se habla, pues así.

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